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ANGEL EZQUERRA
El Aguacil McGyber de Leza

Autor: Faustino Aguirrezábal Bujanda
Julio de 2013

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Si la fama de Mac Gyver viene de su habilidad para improvisar cualquier artilugio con elementos simples y de lo más variados y hacer que funcione un mecanismo, el personaje al que le quiero dedicar este pequeño reconocimiento, nacido en Leza hace más de 93 años y que falleció el día 20 de noviembre del año recién pasado 2012, siempre fue capaz de solucionar con su maletín repleto de diversos objetos normales y corrientes problemas en las bicis que les llevamos varias generaciones de jovencitos, el calentador o el grifo que de repente no andaban como vulgarmente se decía. A todo le hacía andar, acudiendo a solucionarlo lo antes posible y sin cobrar la salida de su personal taller. Los problemas que se encontraba en los mecanismos que miraba pronto los solucionaba utilizando sus artilugios. ¿Cuánto te tengo que pagar Ángel? Nada, la voluntad. Tenía una parte de mecánico y otra parte de genio.

Ángel el “aguacil” como se le conocía, nos avisaba tocando la corneta con tres toques si el mensaje procedía del Ayuntamiento o dos toques si acababa de llegar debajo de portales un comerciante vendiendo ropa desde Nájera, o que algún vecino se le habían perdido unas llaves, etc. Lo hacía de una forma poética muy particular.

En el Ayuntamiento era mucho más que alguacil, pues desde controlar el agua que caía por los caños de las fuentes del pueblo, vestía los gigantes y cabezudos, tiraba y se preocupaba de los cohetes en las fiestas, etc., etc. y de forma muy poco interesada.

Pero Ángel era más cosas, ya que a él llegaban no solo las gentes de Leza a que con su máquina especial recortase y luego le cerrase con verdadera maestría los botes de conserva de foie gras que se hacían en casa con la matanza del cerdo, los melocotones que se habían cogido en la viña u otro tipo de conservas que se preparaban en los pueblos para pasar un buen invierno. Esto a cualquier hora y a un precio módico.

Además de todo esto Ángel era una persona que dedico una vida entera a cuidar y trabajar para la iglesia de Leza, tocaba las campanas con alegría en fiestas y con sonido de tristeza cuando un vecino había muerto, engrasaba, limpiaba y hacia que funcionase correctamente el reloj de la villa como se le conoce, preparaba los santos para las procesiones, hacia funcionar las luces, ayudaba a preparar el belén, abría y cerraba la iglesia o se la enseñaba a gentes de fuera interesados en conocerla. Ángel además preparaba a unos la pila del bautismo y enterraba a otros al final de la vida.

Muchas más cosas se podían decir de este hombre, que creo aportó al pueblo de Leza cosas positivas y que tenía ideas tan claras en su particular filosofía que cuando juegan cuatro una partida de mus en un bar, ganan tres y pierden dos.

Gracias y cuidado que por allá arriba, el voltaje creo que es diferente.

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